domingo, 3 de agosto de 2008

Dioxinas. Mucho más expuestos de lo que pensamos

"Las dioxinas son sustancias bioacumulables afines a los lípidos por lo que se acumulan en nuestros tejidos grasos y pasan a formar parte de la cadena alimenticia. Una vez liberadas al espacio permanecen en el medio por miles y miles de años"

En Chile, el tema de las dioxinas y otros contaminantes químicos que están presentes en la atmósfera se ha abordado con mucha irresponsabilidad por las autoridades en nuestro país. Las dioxinas junto a otros contaminantes como los Ftalatos, PBCs, Alquifenoles, entre otros, son sustancias extremadamente peligrosas conocidas como disruptores endocrinos, que en concentraciones considerables, pueden provocar graves daños a la salud de las personas y los animales. Éste, no es un tema nuevo, ya en el año 1962 la ecologista Rachel Carson (1907-1964) presentó evidencias cientificas del daño que provocaban en animales y aves la exposición a este tipo de sustancias, en su libro titulado “Silent Spring” (Primavera Silenciosa),

Primavera silenciosa es la primera obra que alerta al público en relación a la gravedad de los problemas ambientales generados por la propia actividad humana. En ella, la autora habla acerca de la gran cantidad de venenos en forma de insecticidas, plaguicidas y herbicidas que el hombre vierte al medio poniendo en peligro su supervivencia y la de todos los organismos que en él habitan

Aquel libro, que marcó un hito, presentó pruebas del impacto que dichas sustancias sintéticas tenían sobre las aves y demás fauna silvestre. Pero hasta ahora no se habían advertido las plenas consecuencias de esta insidiosa invasión, que está trastornando el desarrollo sexual y la reproducción, no sólo de numerosas poblaciones animales, sino también de los seres humanos.

Sin embargo, fue en la década del 90 que este tema se abordó con seriedad por la comunidad europea y EE.UU, luego de la publicación del Libro "Nuestro futuro robado" publicado por Theo Colborn, Dianne Dumanoski y Peterson Myers que, luego de décadas de investigación, confirmaron la alarma que Carson planteó en su publicación, los autores presentan un impresionante informe que sigue la pista de defectos congénitos, anomalías sexuales y fallos de reproducción en poblaciones silvestres, hasta su origen: sustancias químicas que suplantan a las hormonas naturales, trastornando los procesos normales de reproducción y desarrollo y que hoy se les conoce como los disruptores endocrinos

Los seres humanos estamos mucho más expuestos a este tipo de sustancias de lo que se cree, lo encontramos en pinturas, tinturas, artefactos eléctricos, plásticos, cosméticos, lacas de pelo, repelentes, lubricantes; piletas, bañeras, y hasta en los artículos más inocuos en nuestro hogar. Son químicos que tardan miles de años en degradarse, por lo que una vez liberados en el medio ambiente permanecen constantes sin sufrir cambios. Tienen una alta afinidad con los lípidos por lo que se acumulan en los tejidos grasos de las personas y animales y pasan a integrase a la cadena alimenticia, si consumimos peces, aves o cualquier tipo de carne contaminada, se acumularán en nuestro tejido adiposo.

Las dioxinas se le considera las sustancias más peligrosas, porque pertenecen a un grupo que se les denomina los organoclorados son las sustancias que resultan de la unión de uno o más átomos de cloro a un compuesto orgánico. Por ejemplo, la industria química combina gas cloro con derivados del petróleo para crear: pesticidas (DDT, lindano), plásticos (PVC, PVDC) disolventes (percloroetileno, tetracloruro de carbono) refrigerantes (CFC, HCFC) Así hasta sumar más de 11000 productos diferentes. La principal fuente de liberación de este tipo de contaminantes es la incineración de estos productos. La pregunta es ¿Quién no ha quemado alguna vez un tubo de PVC o una manguera o una botella plástica? El uso de este tipo de compuestos ha sido regulado en parte por el Convenio de Estocolmo Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, convenio que Chile firmó el año 2001 y que ratificó el Senado el año 2004. Este Convenio se centra en la reducción y la eliminación de los 12 Contaminantes Orgánicos Persistentes más tóxicos conocido como la "docena sucia".

El Estado chileno y nuestras autoridades han fallado en la forma en que se ha abordado este problema

El año 2004 el Senado ratificó el Convenio de Estocolmo, con este acto reconoce también la gravedad que este problema presentaba para la vida y la amenaza real que estas sustancias encarnan para las generaciones futuras, Expuesto de ese modo, El Estado chileno ha restado importancia a la gravedad del problema que enfrenta el mundo actual en el tema de contaminación ambiental. No se han realizado campañas para informar a la sociedad acerca de los orígenes, efectos y consecuencias de este tipo de sustancias, no se ha esforzado por promover, en nuestros niños, jóvenes y sociedad en general, una conciencia ambiental. Primitivamente, recién se están tomando medidas para disminuir la emisión de gases contaminantes antropogénicos, vale decir óxidos de carbono, óxidos de azufre, óxidos de nitrógenos e hidrocarburos, primitivamente recién se consideró la gravedad de la contaminación por gases en Santiago y, ¿qué pasa en regiones?. Primitivamente los Planes y Programas de Estudio de Enseñanza Básica relacionan contaminación ambiental con el “hecho de botar basura” y “humo tóxico” y, ¿qué se ha hecho para informar a la comunidad y promover en los estudiantes las penosas consecuencias que pueden tener en nuestros hijos la exposición a estos contaminantes orgánicos persistentes? ¿Qué se ha hecho para informar acerca de la docena sucia? ¿Qué se ha hecho para informar a la comunidad en qué tipo de materiales e insumos que manipulamos diariamente tienen en su composición química este tipo de sustancias? Todos, sin saber estamos liberando al medio ambiente, día a día, miles de sustancias químicas que nos podrían dañar. La carne de cerdo rechazada desde Corea por estar contaminada con Dioxinas, está dentro de los límites permitidos -afirmaron las autoridades-, pero las autoridades también saben que estas sustancias son acumulables y no se degradan fácilmente, ¿Qué sucede entonces si una persona, al año, come carne 20 veces contaminadas con los límites permitidos?

Efectos biológicos de las dioxinas:

El informe referente a estas sustancias de la Agencia del Medio Ambiente (EPA) de EE.UU, publicado en septiembre de 1994, indica que: “Las dioxinas producen cáncer en el ser humano dosis inferiores a las asociadas con cáncer ocasionan alteraciones en los sistemas inmunitario, reproductor y endocrino , los fetos y embriones de peces, aves, mamíferos y seres humanos son muy sensibles a sus efectos tóxicos no existe un nivel seguro de exposición a las dioxinas. El mismo informe afirma que las fuentes principales de generación de dioxinas son, por orden de importancia:

  • la incineración de residuos
  • fábricas de pasta de papel que usan cloro o dióxido de cloro como agente blanqueante
  • a fabricación de PVC”

Si quiere saber más haga clic en le siguiente enlace, aquí podrá descargar un archivo PDF, muy didáctico y de facil comprensión acerca de los disruptores endocrinos y las enfermedades con las que se asocia.